¿Qué sucede con las aguas residuales de los hospitales?
- Innovation Lab
- 27 mar
- 2 Min. de lectura

En el contexto hospitalario, cada procedimiento, lavado o limpieza genera residuos líquidos con un potencial impacto sanitario y ambiental. Las aguas residuales hospitalarias (ARH) contienen una mezcla compleja de contaminantes que van desde microorganismos patógenos, restos farmacéuticos y químicos peligrosos, hasta residuos radiactivos en algunos casos. Su gestión inadecuada representa una amenaza directa para el ecosistema y la salud pública.
¿Qué son las aguas residuales hospitalarias?
Las ARH provienen de diferentes áreas dentro de un hospital o centro de salud: quirófanos, laboratorios, farmacias, salas de aislamiento, servicios generales y más. A diferencia de las aguas residuales domésticas, las ARH pueden contener:
Restos de medicamentos y antibióticos.
Patógenos resistentes a tratamientos convencionales.
Residuos tóxicos y reactivos químicos.
Metales pesados y materiales radioactivos (en casos específicos).
Esta combinación convierte a las ARH en un efluente de alto riesgo, que requiere un tratamiento especializado antes de su vertido al sistema de alcantarillado o al medio ambiente.
Normativa en México
En México, la NOM-003-SEMARNAT-1997 establece los límites permisibles para la descarga de aguas residuales tratadas, incluyendo parámetros bacteriológicos y químicos. Esta norma aplica a diversos sectores, pero el ámbito hospitalario requiere atención especial por su carga contaminante.
Además, la NOM-001-SEMARNAT-2021, publicada en el Diario Oficial de la Federación en marzo de 2022, establece nuevos criterios de descarga a cuerpos receptores nacionales, con límites más estrictos para contaminantes clave como coliformes fecales, grasas, aceites, metales y materia orgánica.
Soluciones tecnológicas y de gestión
El tratamiento adecuado de ARH implica una combinación de procesos físicos, químicos y biológicos, adaptados a la carga contaminante específica de cada hospital. Algunas tecnologías destacadas incluyen:
Sistemas de separación por origen: permiten aislar efluentes de alto riesgo (por ejemplo, laboratorios) del resto de las aguas grises.
Tratamientos avanzados: como ozonificación, membranas de ultrafiltración o reactores UV, eficaces frente a virus, bacterias y compuestos farmacéuticos.
Plantas de tratamiento internas: integradas al diseño hospitalario, permiten tratar las aguas in situ antes de su descarga.
Monitoreo continuo y mantenimiento preventivo: claves para garantizar la eficiencia del sistema.
El reto institucional y cultural
Más allá de la infraestructura, uno de los grandes desafíos en México es la falta de conciencia institucional sobre el impacto de las ARH. A menudo, se prioriza el cumplimiento parcial o superficial de la normativa, sin un enfoque integral de gestión de residuos líquidos.
Implementar una política efectiva de tratamiento requiere:
Capacitación constante del personal.
Inversión en tecnología y mantenimiento.
Colaboración entre el sector salud, ambiental y la industria especializada.
Integración del tratamiento de ARH en el diseño de nuevos hospitales.
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